La Leyenda Negra. El Árbol del Odio.
La Leyenda Negra. Árbol del Odio.
"Árbol del Odio" (Tree of Hate,1971) del historiador estadounidense Phillip W. Powell explica y fundamenta la propaganda y campaña de difamación en contra de España y del Imperio Español. En dicho libro, Powell fundamenta que países como Italia, Holanda, Alemania, Francia e Inglaterra son los creadores y ejecutores de dicha campaña de difamación en contra de España y el Imperio Español.
Comienza esta propaganda desde 1492, hay que decir que dicha campaña negativa fue muy exitosa hasta el punto de que ha llegado a influenciar pensadores de ambos lados, Península Ibérica e Hispanoamérica. Hoy en día se están viendo sus efectos en el desarrollo de todos los países hoy existentes hoy en día.
Su lectura es una sorpresa mayúscula, y, desde luego, obligatoria para quien tenga curiosidad por su verdadero pasado.
Powell precisa que "La Leyenda Negra" contiene varios puntos fundamentales que fueron ejecutados con precisión para su ejecución exitosa.
Punto 1: Terror, Envidia y Odio.
El Terror, la envidia y el Odio de Italianos, ingleses, holandeses, alemanes, franceses, judíos y portugueses que chocaron con el poder español del siglo XIV fue la base de La Leyenda Negra. Ellos chocaron con el poder político, militar, económico, religioso del Imperio Español desde dicho siglo durante 400 años en Europa.
Punto 2: Antagonismo por disputas de poder.
Holanda, Inglaterra, Francia y Portugal, pueblos y naciones que lucharon y disputaron el dominio que el Imperio Español tenía en el Nuevo Mundo. El éxito de todos los Virreinatos y Capitanías en el Nuevo Mundo que incluso estaban por encima de las capitales europeas.
Punto 3: Difamación persistente y constante sobre personajes o instituciones españoles claves.
Ejecutaron en sobremanera una persistente y constante difamación sobre personajes e instituciones como pueden ser Torquemada, Felipe II, La Inquisición, La misma Conquista, la organización del Nuevo Mundo o la política proteccionista, según ellos exclusivista, que no les permitía comerciar con el Nuevo Mundo.
Punto 4: Presentar a España como enemigo, horrible ejemplo para la Ilustración.
Este punto une y fusiona a los puntos previos con el fin de desacreditar, manipular ideológicamente, de tal modo que España queda como un horrible, un enemigo de la Ilustración que ellos pretendían imponer. Sus puntos clave fueron iniquidades de la iglesia estatal, la intolerancia, el tradicionalismo y el oscurantismo, en forma dogmatizada y racionalizada en los siglos XVIII y XIX.
Punto 5: Basada en una aceptación popular e intelectual de patrañas antiespañolas.
La aceptación tanto popular como intelectual indiscriminada y sin ninguna base de aquellas naciones o pueblos que aceptaron las ideas y pensamientos occidentales posteriores a que España perdiese su hegemonía en Europa.
Powell en este libro se dedica a destrozar, aclarar, y puntualizar todas las extraordinarias mentiras de La Leyenda Negra. Inclusive el mismo se cuestiona y se pregunta donde estuvieron los pensadores españoles para permitir tales difamaciones. Como si esta ausencia de pensadores españoles que los hubo y muchos no alzaran sus voces contra estas mentiras y difamaciones.
Ellos supieron aprovechar la palabrería sobre la actuación española en la conquista y en el proceso de organización del Nuevo Mundo. Y esa palabrería tiene base y fundamento en los patéticos panfletos publicados por el Padre Bartolomé de las Casas. Estos patéticos panfletos fueron rápidamente traducidos y difundidos a otros idiomas como base y alimento de "La Leyenda Negra".
Powell escribe:
“Más de un libro podría escribirse sobre la diplomacia española entre las razas nativas, que incluyó presentes, honores y distinciones, protección y privilegios, educación y una serie de acciones que hoy en día serían automáticamente calificadas de prácticas humanitarias.
Ninguna nación europea se responsabilizó de su deber cristiano hacia los pueblos nativos tan seriamente como lo hizo España.
Los españoles se cuentan entre las gentes menos materialistas de la Europa occidental.
La corona española no escatimó esfuerzo alguno para evitar que los criminales y otros elementos socialmente indeseables emigraran a América, en tanto que, a veces, la política británica llevó a efecto la deportación de la población criminal a sus colonias de Australia y América.
La Corona española no intentó imponer en América algo extraño o inferior a lo que regía en la península ibérica. Los impuestos, ordenanzas municipales, estatutos universitarios, legislación criminal y civil, justicia, fomento de las artes, sociedades benéficas, prácticas comerciales, etc., eran muy semejantes al uso español y a las normas de los estados europeos.
Las acciones de los españoles demostraron una consideración muy avanzada para su época.
Lima, en los días coloniales, tenía más hospitales que iglesias, y, por término medio, una cama por cada 101 habitantes, índice considerablemente superior al que tiene hoy en día la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos”.
Comenta que la Inquisición se usó en el Nuevo Mundo de forma indiscriminada.
“Fueron ejecutados en Hispanoamérica poco más de un centenar de personas como resultado de los procesos de la Inquisición, durante unos 250 años de existencia formal.
En contraste, el cálculo de muertes de los acusados de brujería en los estados alemanes durante los siglos XVI y XVII alcanza sobradamente a varios millares.
El Santo Oficio, tanto en España como en América, estaba subordinado a la Corona.
Salvo pequeñas excepciones, no tenía jurisdicción sobre los indios americanos.
Aun varios reconocidos enemigos de la Inquisición admiten que dicha institución trató el problema de la brujería con tino esclarecido, mientras en ciertas regiones de Europa se desencadenó una saña homicida en contra de la hechicería”.
Explica Powell los diversos esfuerzos españoles para purificar/reformar su iglesia, mantener una unidad en la cristiandad, contención de Francia, conservar o engrandecer las herencias dinásticas, que a fin de cuentas colocaron a España en la cumbre de toda Europa.
Todas estas acciones, al final, eran contrarias a los intereses de los creadores de La Leyenda Negra. Esas acciones crearon miedos, envidias, odios vengativos y rencorosos en ciertos lugares peligrosos y estratégicos. Creando una Hispano-fobia Europea encantada de explotar y difundir los panfletos del Padre Bartolomé de las Casas.
Como dice Rosa Luxemburgo, "No se hace la historia sin grandeza de espíritu, sin elevada moral, sin gestos nobles". La defensa española de la cristiandad fue no solo de grandes proporciones, sino de grandes contribuciones a Europa. Pero Europa se olvidó rápidamente de eso como las defensas contra el Sultán Suleiman por mencionar una de ellas.
Los españoles tanto en España como en el Nuevo Mundo gozaron de una verdadera Edad de Oro tanto en su poderío como en su desarrollo intelectual. Hispanoamérica y España, por haber renovado y reformado su iglesia antes que Lutero. No tenía la necesidad de una revolución protestaste o de una división sectaria que solo crearía una guerra.
Había creado un idioma vigoroso, sistematizado y moderno. Una iglesia revitalizada que llegaron a ser pilares de un logro intelectual e imperial sin parangón alguno.
La literatura tuvo una evolución también dejando atrás las novelas de caballería y surgiendo la novela realista. A ambos lados, salieron creadores de conceptos y personajes literarios de universal conocimiento y fama ilimitado como Don Quijote, Sancho panza, Don Juan, La Vida es Sueño de Calderón. Poetas y dramaturgos que crearon un arte poético y dramático supranacional que fueron la maravilla en ambos continentes y dieron la pauta al posterior teatro de Corneille y Moliere.
Lope de Vega, Tirso de Molina, Juan Ruiz de Alarcón y Calderón, cuatro monstruos del drama de la Edad de Oro, sumándose a Cervantes, Luis de Góngora y Francisco de Quevedo. Constituyen un panteón de genios literarios de los que cualquier pueblo, en cualquier época, se sentiría orgulloso.
Hispanoamérica y España era líder en los avances en jurisprudencia, sentando cátedra y fundamento de las normas y leyes internacionales. Produciendo renombrados juristas en diversas especialidades.
Desde 1650 hasta entrado el siglo XIX el Imperio Español continuo siendo un gran imperio y fungiendo un papel colosal del catolicismo.
Los pensadores hispanoamericanos mostraron preocupación por las debilidades institucionales, si no de las corrientes intelectuales extranjeras. Y llegaron a convertirse en críticos basándose en la tradición española de auto-desprecio.
Siempre críticos de sus propias instituciones como el Padre Bartolomé de las Casas, bajo influencia de críticas extranjera, empezaron a aceptar actitudes foráneas sobre su propio país. La característica española de estar siempre dispuesto a elogiar al extranjero y denigrar a lo propio. Se conoce esto en México como "Malinchismo", representado en La Malinche que ayudo a Hernán Cortes.
Finaliza Powell con:
“La voz milenaria del pueblo hispanoamericano podría indicarnos el destino de aquellos que alcanzan dominio mundial y que no hacen caso a las propagandas que pueden solidificarse en forma de historia”
En este siglo XXI es cuando deberíamos de sentirnos más orgullosos de nuestro origen y de lo que hicimos en ambos lados. Dejar de castigarnos por las críticas y por lo que dicen los demás que hicimos, pero que en absoluto hicimos.
Tenemos que comenzar a pensar en el futuro excepcional que podemos tener en ambos continentes y que ni siquiera nuestros vecinos en ambos continentes pueden atisbar.
Enterremos La Leyenda Negra difamatoria sin olvidar que siempre estará atenta y al acecho de nuestro progreso. Y comenzar a trabajar en conjunto, colocándonos en el lugar en el que estábamos.
Philip W. Powell
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